En un contexto mundial marcado nuevamente por la amenaza nuclear, el Comité Nobel Noruego ha otorgado el Premio Nobel de la Paz 2024 a Nihon Hidankyo, una organización japonesa que agrupa a los hibakusha, los supervivientes de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945. El reconocimiento ha sido concedido por “sus esfuerzos para lograr un mundo libre de armas nucleares” y por su labor incansable al compartir los testimonios de los sobrevivientes, que sirven como un recordatorio de las devastadoras consecuencias del uso de armamento atómico.
El presidente del Comité Nobel Noruego, Jorgen Watne Frydnes, subrayó en su discurso la importancia de este premio en tiempos donde el temor a una nueva guerra nuclear vuelve a estar presente en diversas regiones del mundo. “Las armas nucleares no deben volver a utilizarse jamás”, declaró Frydnes, destacando la relevancia de la labor de Nihon Hidankyo, fundada en 1956, y que desde entonces ha representado a las víctimas de las bombas atómicas, también conocidas como hibakusha, en su lucha por la abolición de las armas nucleares.
Un legado de lucha y memoria
Nihon Hidankyo es la única organización a nivel nacional que agrupa a hibakusha de todo Japón, representando a víctimas de Hiroshima y Nagasaki, y funcionando como un paraguas que une a diversas asociaciones regionales. Según datos de la propia organización, en 2016 quedaban en Japón alrededor de 174,080 supervivientes registrados, una cifra que ha disminuido considerablemente desde 1999, cuando el número era casi el doble.
Los supervivientes de las bombas atómicas han dedicado sus vidas a contar sus experiencias, no solo para preservar la memoria de los trágicos eventos de 1945, sino también para concienciar sobre los efectos devastadores de las armas nucleares. A lo largo de los años, han llevado su mensaje a diferentes foros internacionales, incluidas las Naciones Unidas, buscando influir en los países poseedores de armas nucleares para que reconsideren el uso de este tipo de armamento.
El director de Nihon Hidankyo, Toshiyuki Mimaki, declaró tras conocer la noticia del premio que este galardón “debería servir como un recordatorio de que las armas nucleares deben ser abolidas”. La organización no solo se ha enfocado en la erradicación de las armas nucleares, sino también en buscar una compensación estatal por los daños causados por los bombardeos atómicos. En su página web, Nihon Hidankyo enfatiza la necesidad de que el gobierno japonés reconozca su responsabilidad en el inicio de la guerra, que desembocó en los ataques atómicos, y que se proporcione una indemnización adecuada a las víctimas.
Una lucha marcada por el silencio y el estigma
El reconocimiento del Comité Nobel llega también como un homenaje a la larga batalla de los hibakusha, quienes, desde el principio, enfrentaron numerosas dificultades. Además de soportar el dolor físico y emocional de las secuelas del bombardeo, los supervivientes se enfrentaron a la censura de las fuerzas de ocupación estadounidenses, que prohibieron hablar o escribir sobre los bombardeos y sus consecuencias. Durante casi una década después del ataque, los hibakusha no recibieron ningún tipo de ayuda ni del gobierno de Estados Unidos ni del propio gobierno japonés, que recuperó su soberanía en 1952.
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El estigma social fue otro de los obstáculos que los hibakusha tuvieron que superar. En muchos casos, los supervivientes optaron por ocultar que habían estado en Hiroshima o Nagasaki para evitar la discriminación por parte de sus compatriotas, quienes temían los efectos de la radiación. Este silencio impuesto complicó aún más la ya difícil tarea de los hibakusha de hacer visibles sus testimonios y de concienciar a la sociedad sobre los horrores del armamento nuclear.
Las devastadoras cifras de Hiroshima y Nagasaki
Los bombardeos de Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, y de Nagasaki, tres días después, causaron la muerte de aproximadamente 210,000 personas para finales de ese mismo año. Las bombas atómicas no solo arrasaron las ciudades, sino que también dejaron profundas cicatrices físicas y psicológicas en los supervivientes, muchas de las cuales siguen siendo visibles casi ocho décadas después. Japón se rindió seis días después del bombardeo de Nagasaki, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.
Desde entonces, el uso de armas nucleares no se ha repetido, en parte gracias a los esfuerzos de movimientos como el de los hibakusha, que han trabajado incansablemente para concienciar sobre las consecuencias humanitarias catastróficas de este tipo de armamento. Según el Comité Nobel, la labor de Nihon Hidankyo ha sido clave en la creación de una “poderosa norma internacional que estigmatiza el uso de armas nucleares como moralmente inaceptable”. Sin embargo, el comité también advirtió sobre la creciente presión que está sufriendo este “tabú nuclear” en la actualidad, a medida que las potencias mundiales continúan modernizando sus arsenales nucleares.
La amenaza nuclear hoy
El Comité Nobel aprovechó la ocasión para recordar que, a pesar de los esfuerzos globales por evitar el uso de armas nucleares, la amenaza sigue presente. Desde la invasión de Ucrania en 2022, el presidente ruso Vladímir Putin ha hecho referencias veladas a la posibilidad de un conflicto nuclear. En Oriente Próximo, el temor a que Irán desarrolle armamento nuclear sigue siendo una preocupación latente, mientras que Corea del Norte continúa exhibiendo su capacidad nuclear, con su último ensayo en 2017.
Actualmente, nueve países poseen armas nucleares: Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Israel, Pakistán, India y Corea del Norte. Aunque la cantidad de cabezas nucleares ha disminuido desde el final de la Guerra Fría, con un total estimado de 12,100, se prevé que los arsenales vuelvan a aumentar en la próxima década, según el informe de 2024 de la Federación de Científicos Atómicos.
Este es el segundo Premio Nobel de la Paz otorgado a una organización o persona japonesa. En 1974, el ex primer ministro Eisaku Sato fue galardonado por su papel en la promoción de los llamados tres principios antinucleares de Japón, que prohíben la posesión, producción o introducción de armas nucleares en el país.
El Nobel de la Paz 2024 contó con 285 nominaciones, de las cuales 196 correspondían a individuos y 89 a organizaciones, incluidas la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) y el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ), que también figuraban entre los favoritos para el galardón.